Aún hay empresas que creen que es necesario tener un teléfono en la mesa de la oficina, conectado a una línea y con un número fijo para poder recibir las llamadas de sus clientes. Hay también otros que, aunque han cambiado el teléfono fijo por uno móvil, en realidad siguen anclados a lo que se podría llamar la “telefonía analógica”, aunque utilicen un dispositivo digital y de última generación para su uso.
La telefonía digital no tiene que ver con el aparto que utilizamos, sino con las características y posibilidades que ofrece. Pero todo parte de que la comunicación de voz deja de enrutarse de principio a fin mediante una línea telefónica en la que en los dos extremos están el que llama y el que recibe. La telefonía digital cambia el paradigma ya que lo que hace es utilizar Internet y la nube para realizar las comunicaciones que pasan de ser pulsos de voz a paquetes de datos.
¿Qué es la telefonía digital?
La definición de telefonía digital es aquella que utiliza un equipo con conexión a Internet, ya sea un teléfono, un ordenador o cualquier otro dispositivo, para realizar y recibir llamadas. Esto es lo que también se conoce como Voz sobre IP, o VoIP y su principal característica es que no solo se transmite la voz, sino que puede ir acompañada de datos.
En los últimos años, acelerado por la pandemia del COVID-19 y el auge del teletrabajo, se ha popularizado este sistema ya que numerosas aplicaciones de mensajería incorporan también opciones de llamada y videollamada (que en esencia también es telefonía digital en la que simplemente, a la voz se le suma la transmisión de vídeo). Esto que tanto se ha extendido para comunicarnos entre las personas, no es tan común en numerosas empresas, sobre todo pequeñas y medianas, que aún cuentan con una línea conmutada convencional.
¿Cómo funciona la telefonía digital?
Los teléfonos analógicos utilizan el cableado tradicional (RJ-45) presente en prácticamente la totalidad de los edificios y casas. Convierten el ruido de la voz en impulsos eléctricos y los transmiten a través de cables hasta un interruptor que controla las llamadas entrantes y salientes de la red.
La telefonía digital es algo totalmente diferente. La llamada la realiza o la recibe un software, que, conectado a Internet, se comunica con otros usuarios o números de teléfono para realizar la llamada. La gran diferencia es que sólo necesitamos tener una conexión a Internet, no hace falta dar de alta una línea de teléfono o pagar por el mantenimiento de un número fijo. Esto hace que podamos llamar o que nos llamen desde cualquier parte del mundo sin coste alguno.
¿Qué ventajas tiene la telefonía digital?
Ya hemos adelantado algunas de las más importantes como los costes y la ubicuidad. Una llamada VoIP o de telefonía digital es gratuita en la inmensa mayoría de las veces, no entiende de fronteras, tanto para recibirlas como hacerlas y, en muchos casos, tampoco del dispositivo, pudiendo comunicarnos tanto desde un smartphone, como un tablet, ordenador o cualquier otro dispositivo conectado a la Red de Redes, como pueden ser los nuevos altavoces inteligentes con pantalla.
Por otra parte, la telefonía digital no es “excluyente” de la analógica. Esto quiere decir que, si una persona utiliza el teléfono fijo de su casa o marca nuestro número con su teléfono móvil, también podemos recibir esa llamada y, además, aprovechar de nuestro lado las ventajas de la VoIP.
Esto es gracias a los números virtuales, teléfonos que, aparentemente, son similares a uno tradicional pero que en realidad están conectados a una centralita virtual. De cara al llamante, es el mismo que se utiliza de forma analógica, pero al ser digitales, podemos llegar a recibir llamadas de diferentes números al mismo teléfono IP.
Otra de las ventajas es que podemos utilizar una sola línea para hacer múltiples llamadas. En el caso de la analógica, necesitaríamos tantas líneas como llamadas simultáneas. Para la digital, el único límite es el ancho de banda – los famosos “megas” de nuestra conexión de fibra -. Y actualmente, con conexiones de más de 100 Mb y hasta 1 Giga, es prácticamente imposible saturar la línea con llamadas, por lo que además la podremos seguir usando sin problemas para navegar o utilizar cualquier servicio online.
Finalmente, la telefonía digital permite el acceso a funcionalidades que antes están restringidas a que nos la ofrezca nuestro operador. Y en muchas ocasiones, de manera gratuita. Algunas de ellas pueden ser contar con buzón de voz, menús de voz, centralitas con extensiones, identificación de llamadas, etc. Si bien esto último no es algo que en el ámbito doméstico suponga un gran cambio, para las empresas no sólo supone un salto cualitativo importante para sus comunicaciones, sino también un enorme ahorro en costes.