8.01.2019
telefono SIP

Aunque se habla menos de ella, la telefonía SIP o Session Initiation Protocol, es una tecnología que ha sido tan importante como el HTTP para la web o el SMTP para los correos electrónicos. Es la clave que hizo despegar la telefonía IP y, sobre todo, es el factor que consiguió dar el salto a las centralitas virtuales y los teléfonos SIP basados en aplicaciones frente a los “mamotretos” que descansaban en la mesa de muchas recepciones de empresa.

Qué es la telefonía SIP

Empecemos con la definición de la tecnología. El “Protocolo de Inicio de Sesión”, como se traduce en español desde las siglas SIP, fue desarrollado por el grupo de trabajo MMUSIC (Multiparty Multimedia Session Control) del IETF y, como indican la Wikipedia, se creó “con la intención de ser el estándar para la iniciación, modificación y finalización de sesiones interactivas de usuario donde intervienen elementos multimedia como el video, voz, mensajería instantánea, juegos en línea y realidad virtual.”

Básicamente, se utilizaron las mismas ideas del HTTP y el SMTP para llevar la telefonía al mundo digital de Internet. En noviembre del año 2000, SIP fue aceptado como el protocolo de señalización de 3GPP y elemento permanente de la arquitectura IMS (IP Multimedia Subsystem). Ahora bien, es uno de los protocolos de señalización para voz sobre IP pero existen otros como, por ejemplo, H.323 o IAX2.

Qué son los teléfonos SIP

Al final, aunque hablar de la tecnología está bien, si hablamos de comunicación lo que nos hacen falta son los aparatos que nos conecten, sean físicos o virtuales. Esa es la gran diferencia de los tipos de teléfonos SIP que se han ido desarrollando con los años. En su conjunto, hablamos de aparatos o programas que, a través del estándar SIP, se usan para realizar y administrar llamadas telefónicas. Estos protocolos, y aquí desvelamos gran parte del misterio, se llaman genéricamente Voz sobre IP o VoIP, por eso también conocemos estos dispositivos como teléfonos VoIP o Clientes VoIP.

En un primer momento, se popularizaron mucho los teléfonos IP físicos. Tenían la forma de un teléfono fijo convencional, funcionaba como uno de estos pero, realmente, su tecnología no estaba conectada a la red de telefonía convencional sino a Internet – bueno… en realidad solían ser híbridos -. Podían ser, incluso, inalámbricos, conectándose a Internet a través de WiFi y también seguro que os suena los que usaban la tecnología DECT, que los conectaba varios satélites con la estación base que es la que daba la conexión real.

Con el paso del tiempo, estos teléfonos han dejado de ser necesarios, sobre todo tras la aparición de los teléfonos móviles. Y es que, gracias a la conectividad y movilidad de ordenadores, tablets y smartphones – y recientemente wearables como relojes inteligentes - ya es posible ejecutar un programa que, en esencia, es un teléfono SIP virtual con todas sus funciones e, incluso, alguna más.

Todas las ventajas de esta tecnología, por tanto, las podemos llevar con nosotros a cualquier sitio y entre ellas están la de poder comunicarnos con cualquier persona, sin importar el país en el que está, y sin coste alguno, la desviación de llamadas a cualquiera de los dispositivos que tienen instalado este software o la posibilidad de llevar varios números en el mismo teléfono, todos unidos bajo la misma cuenta de telefonía SIP.

Esto hace que si bien los servicios de telefonía SIP para particulares sean algo ya habitual a través de Skype, WhatsApp o similares, esta capacidad de virtualizar elementos como centralitas telefónicas, ha abierto un mercado de servicios profesionales que mejoran las comunicaciones de las empresas.